El Hombre y su Potencial del Amor



Vivimos en una sociedad que le exige a los hombres ser evidentemente invulnerables, les pedimos fuerza y virilidad para ocupar su rol en la familia y la sociedad, de alguna manera las mujeres colaboramos con uno de los dramas más silenciados de los últimos siglos del hombre.
Entrevistando a varios hombres estos últimos días he podido darme cuenta de que a pesar que la mayoría asume en cuerpo y alma este comportamiento como algo de su naturaleza biológica, de alguna manera esto no los exime de no tener un buen manejo o gestión de sus emociones, igualmente se enferman, adquieren enfermedades crónicas y comportamientos en el marco del dolor y de experiencias que no han sabido vivir emocionalmente.
Ha habido una especie de compensación en el marco social, a la mujer se le ha permitido sentir y vivir la vida emocional a cambio del sesgo de sus libertades, a cambio de una pseudo vulnerabilidad, mal orientada hacia la docilidad de su voluntad, convirtiéndolas en seres fáciles de dominar o fáciles de poner al servicio de otros, esto se compensa con la exigencia que la sociedad impone a los hombres sobre la FUERZA o INVULNERABILIDAD que supone ser lo mismo solo utilizando la estrategia contraria. Es decir tanto hombres como mujeres de alguna manera tenemos cercenados una parte de nuestro entero potencial emocional o amoroso, vulnerables, pero de seguir siendo presas del poder social de turno. 
Pero, hoy quiero centrarme en los hombres, la opresión no es exclusiva de la mujer, los hombres también pueden ser oprimidos por sus padres, jefes, estados, incluso por sus hermanos mayores o amigos que logren desarrollar más su poder de conquista, conquista de territorios (en el ámbito social y económico, los territorios masculinos son: mujeres, casas, empresas, autos, u objetos que sugieran que estos tienen alguna ventaja dentro de su manada).
La diferencia con los hombres y las mujeres es que al hombre no se le es permitido demostrar que se siente lastimado por tal hecho, o herido y usado por cualquier otro hecho que vulnere sus sentimientos, a los hombres se les educa para soportar, para competir, para combatir al lado de quienes están en su misma jerarquía y para despreciar a quienes se encuentren por debajo de ella.
Habrá quienes lean esto y piensen, wooau, es un enfoque exagerado, solo les insto a que hagan consciencia de que este tema esta tan silenciado, que no forma parte de ninguna discusión colectiva, se da por hecho, los hombres no hablan de esto, pensarán, pero hay hombres emotivos, creyendo que la camaradería que puedan demostrarse entre hombres como iguales no esta marcada de manera inconsciente por una competitividad mal sana. La Verdad es que la competitividad es el motor de la mayoría de los hombres, y provoca inconscientemente en ellos un estado de soledad que los impulsa. Esta competitividad mal sana los hace esconder sus impulsos de ternura o cariño, es mas fácil conseguir mujeres iguales entre si y con libertad de demostrarse afecto, a que un hombre logre descubrir ante su manada toda su ternura intima.Una mujer en este contexto no se siente intimidada por llorar frente a sus iguales, por el contrario de alguna manera el hombre intentara disfrazar este sentimiento con rudeza, siempre evitara su necesidad de ser tocado o abrazado ante cualquier conflicto emocional, esta gran limitación en el hombre solo le es permitida en un contexto sexual con una mujer, talvez esta sea una clave de porque los hombres sugieren ser más activos sexualmente,  tal vez es un pretexto para conseguir intimidad y cariño en el orden táctil afectivo.
En cualquiera de los casos, nada justifica estar despojados de la potencialidad absoluta de ser seres emocionalmente completos, los hombres pueden y deben recuperar esa maravillosa capacidad creadora que da la ternura y el amor en su ser, sin ser juzgados de ninguna manera por eso, los hombres al igual que la mujer tienen capacidades amorosas, maternales, cooperativas y creativas, además seguramente tienen el profundo deseo de serlo. 
A todas mis amigas feministas les digo, la verdadera liberación femenina no solo pasa por la liberación de estereotipos sociales, también pasa por la liberación del hombre de su cárcel emocional, y es tarea femenina acercar de nuevo a los hombres hacia el amor, puede considerarse que el hombre en la sociedad patrialcal tenga algunas ventajas pero ninguna de estas compensa ser despojados de la ternura. La liberación femenina y masculina deben ir por el mismo camino de la liberación de estereotipos.
Es momento de enseñar a nuestros hijos varones a ser tiernos, es momento de enseñar a nuestros esposos a ser maternales, quizás si vamos mas allá, es momento de hablar de la abolición de las diferencias entre nuestros niños y niñas, es momento de hablar de la integración de nuestros dones de genero, no podemos seguir dejando que la sociedad nos siga dividiendo. Volvamos a ser seres completos.
A los hombres les digo, que cuentan en mí con alguien con estas intensiones, tengo un par de meses en esta reflexión y quiero ser una contribución para acercar de nuevo a los hombres a su emocionalidad ilimitada, a encontrar en mi un puente que los reconecte a su ternura, a su fuerza amorosa creativa, a la reconquista de su mas hermoso territorio, el de su corazón.

MB

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